Realmente, conoces a tus clientes?

¿Qué cambios tengo que hacer en el centro para satisfacer las necesidades, gustos y expectativas de mis clientes?

Si los clientes quedan satisfechos con sus productos o servicios, siempre volverán y no se marcharan.

Todos sabemos que un cliente contento es la mejor publicidad para nuestro centro, y esto nos hará crecer.

Hoy en día, los clientes ya no se conforman con recibir un producto o servicio con características parecidas a lo que desean, sino que sus exigencias llegan hasta el punto de que nuestro centro conozca sus gustos individualmente y atienda sus quejas, sugerencias y opiniones.

Nuestros clientes necesitan sentirse especiales.

Dar al cliente la importancia que merece  o hacerlo sentir especial, significa proporcionar un servicio de calidad, el cual se reflejará en nuestro desempeño y en nuestras actitudes. No basta con conocer sólo su nombre, teléfono o dirección, para mantener una relación estrecha con los clientes, debemos ser capaces de identificar sus gustos, sus hábitos de consumo, la frecuencia de compra, preferencias, cantidad y tipo de productos y servicios adquiridos.

Un cliente está satisfecho cuando recibe aun más de lo que espera, es decir cuando superamos sus expectativas, brindándoles un servicio o producto a medida.

Para saber cómo satisfacer las necesidades de los clientes es preciso conocer las causas por las que adquieren nuestros servicios o productos, conocer lo que motiva los cambios en sus preferencias. El conocimiento de nuestros clientes es crucial para nuestro centro.

Las necesidades y preferencias de los clientes no son siempre las mismas. Dependen de sus recursos, sus gustos, la importancia que se le da a cada uno de ellos y lo que encuentran en el mercado.

Nuestra tarea como profesionales es detectar todo esto y Quién mejor que el cliente para manifestar si los productos y el servicio que le ofrecemos les son suficientes o si hay algo más que no se haya contemplado.

Y de qué manera podemos hacerlo?  PREGUNTANDO

No hace falta diseñar una encuesta compleja, solo realizar preguntas básicas y sencillas.

En todos los casos hay que escuchar lo que el cliente “dice” pero también lo que “no dice”. Muchas veces  tienen dificultad para expresarse, con lo cual nuestra responsabilidad es llegar al verdadero asunto.

 Algunas preguntas que podemos hacer:

Cómo has conocido nuestro centro?

Fue fácil contactar con nosotros?

Te ha gustado el tratamiento……

Te has sentido bien, cómoda…

Crees que el precio se ajusta a los estándares del mercado?

Que no te ha gustado?

Tienes alguna sugerencia para mejorar el servicio?

 Recomendaría este  servicio o tratamiento a los demás?

Otra posibilidad es elaborar una hoja de sugerencias utilizando palabras calidad, precio, variedad, servicio y las que consideres necesarias después del servicio.

Esto mismo puede enviarse vía mail. Tal vez este es el medio donde nuestros clientes tienen más libertad para expresarse.

Si pregunta es para saber. Y si existe algún dato negativo, es ahí donde se tiene que actuar para corregirlo.

En ocasiones el cliente se marcha y no sabemos por qué. Eso significa que no cuenta con la información necesaria para corregir los errores cometidos, y por tanto es muy fácil que vuelva a cometerlos en otras ocasiones.

La comunicación con nuestros clientes es fundamental para que nos guie y orienten en nuestras actividades.

  Siempre recuerda CREA UN CLIENTE NO UNA COMPRA.

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